Y después del futbolista, llegó el turno de la bailarina.
Begoña se empeñó que ella quería una bailarina, porque le parecía una monada y como teníamos los colores necesarios, nos pusimos manos a la obra y al dia siguiente la Paulova estaba terminada.
La verdad es que le hemos cogido gusto a esto de hacer muñecos, y aunque no hemos dejado de lado las otras labores, llevamos tres semanas tejiendo y rellenando lo tejido sin parar.
Espero que os guste tanto como a nosotras.
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