Icíar, nuestra cuñada, nos encargó una chaquetita para una de sus amigas que ha sido abuela. Como no podía ser de otra forma, le hicimos nuestra chaqueta preferida con sus patucos a juego.
La envolvimos en su papel de seda, le pusimos una etiqueta, y
dentro de su bolsa de vichy, se fué para Bilbao. Esperamos que tanto a Lourdes, la abuela, como a la madre de Danel, les haya gustado el regalo.
Por cierto que si os preguntais porque cuando hablo de las labores, lo hago siempre en plural, es porque a Alicia, que es una máquina haciendo punto y le sale perfecto, no sabe ni cerrar, ni sacar puntos alrededor, ni montar las labores, eso me toca a mí, así que hacemos las cosas a medias, entre las dos.
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