Ayer por la noche, cenamos en casa con nuestro amigo Rodolfo y su familia. Lo pasamos fenomenal y además de comer muy bien, casi nos olvidamos de las uvas, nos dieron las cuatro y media de la mañana sin parar de hablar y de cantar.
Preparamos la mesa y como siempre hice los servilleteros,
las tarjetas con los nombres de cada uno,
y los menús,
que los invitados se llevaron de recuerdo,
y unos banderines, con un Feliz Años Nuevo, que acompañamos de unos globos que trajo Ana.
Además de mis manualidades, que eran lo menos, Begoña nos preparó una magnifica cena,
Vasitos de crema de foie-gras con naranja y de cocktail de langostinos
unas gildas, muy de Bilbao, croquetas de camembert con mermelada de pimiento amarillo de Dalias, y unas bolitas de queso con arándanos con pistachos y otras de queso con jamón y almendras.
Después hicimos la típica Sopa Reina de nuestra madre, con emparedados de jamón, unas gulas al ajillo, y por si a alguien no le gustaban las gulas, unas pocas almejas a la marinera, y luego solomillo de cerdo con salsa de roquefort y patatas hasselhalf. Los panecillos también eran caseros con sésamo blanco y negro. La verdad es que no pudimos comer todo, pero Begoña, en su línea, no quiso que alguien se pudiera quedar con hambre. Si quereis las recetas de toda la cena, las podreis encontrar en su
blog donde espero que las vaya publicando durante este mes de Enero.
Y los postres, tambíén se los curró. Nos hizo dos tartas de queso, una de ellas con chocolate y guindas y la otra con piña, unos vasitos de natillas al cava, otros de tocino de cielo de frambuesa con nata y menta y unos pastelitos de belem. Además del surtido navideño que hizo para todas las fiestas de mantecados, polvorones, hojaldrinas y marquesas, y los dulces navideños tradicionales.
La verdad es que empezamos a cenar tarde, y nos dieron las uvas cuando todavía estabamos en mitad de la cena, pero nos las tomamos y los más valientes siguieron comiendo hasta terminar. Para las bandejitas de las uvas preparé unos posavasos a juego de los menús.