Esta entrada es un homenaje a mi abuela María. Yo la recuerdo siempre muy mayor, pero me acuerdo que cuando íbamos en Semana Santa a su casa de Madrid, mi hermana, mi prima y yo, nos venía a despertar por las mañanas y nos contaba sus historias.
Batallitas que con el paso de los años nos aprendimos y sabíamos de memoria, y entre ellas nunca faltaba la historia de cómo bordó, cuando todavía era soltera, el pañuelo de nipis, de cómo lo iban a mandar a un concurso de bordados a Ámerica, para lo que su padre le hizo un estuche de terciopelo color oro viejo, de cómo no le garantizaban su devolución y su padre no quiso arriesgarse a que no volviera y no le dejó presentarse al concurso.
Por todo ello y porque siempre se ha considerado una de las joyas de la familia, cuando se quitó la casa de nuestra abuela y se repartieron las cosas que quedaban allí, todos querían que les tocara el famoso pañuelo y como mi madre mandó a Begoña al reparto, que tiene más suerte que nadie, por algo nació de pie, el famoso nipis está en nuestra casa.
La cosa es que nadie en la familia sabíamos muy bien que tipo de tela es el nipis, pero gracias a internet encontramos su definción "Tela fina, casi transparente, fabricada en Filipinas con las fibras sacadas de las hojas de abacá".
El estuche ya no existe, ya estaba bastante deteriorado cuando yo era pequeña, y nos tuvieron que hacer uno nuevo. Pero como en este pueblo hay de "tó", conseguimos que nos lo enmarcaran en dorado, con el fondo en verde y la verdad es que el efecto quedó perfecto.
La mariposa y el pájaro tienen sus alas al aire, las flores sus pétalos, en uno de ellos está bordado su nombre, y la verdad es que hicieron un buen trabajo y luce un montón, además de lo que disfruta nuestra madre viéndolo en su salón.